dimecres, 26 d’octubre del 2011

¿Está el mundo maduro para la Mujer de Davos?

El Hombre de Davos es un tipo de bestia muy particular. Poderoso, mundano y con frecuencia muy rico, tiende a estar más familiarizado con los precios de las Bolsas que en los precios de supermercado y tiene todos los accesorios: una villa en la Costa Azul, un jet privado al instante y un proyecto filantrópico favorito.
La Mujer de Davos también es mundana, pudiente e influyente. Pero, sobre todo, es escasa.
Las mujeres asistentes a esta anual schmoozefest alpina de la súper-elite global se encuentran en un lugar peculiar: son miembros de esa elite, pero miembros relativamente recientes con un estatus de minoría.
Las participantes mujeres siguen representando solamente 16% del total en el Foro Económico Mundial cuya versión 2011 termina el domingo.
De hecho, con tantas mujeres avanzando esta semana por la nieve siendo cónyuges, las que no lo son pueden fácilmente verse confundidas con la esposa de alguien: “En un cóctel en Davos la gente tiende a asumir que una es una ‘esposa’ y no una C.E.O.”, dijo Françoise Gri, la presidenta de Manpower Francia, quien ha estado en la lista de las 50 mujeres más poderosas del mundo de la revista Fortune durante los últimos siete años.
Es su segunda vez en Davos. “Todavía se siente un poco como un club de hombres blancos”, dijo y agregó: “Como mujer, una no siente del todo que pertenece”.
La ministra de Hacienda francesa, Christine Lagarde, y presente en Davos por más de una década, describe de qué modo “la química de dominación masculina” en el foro solía afectar su confianza. “Sabes que eres competente, has revisado tus documentos, pero de alguna manera te sientes inhibida”, dijo Lagarde.
LA CAUSA DE LA IGUALDAD
Es tentador pensar de los ricos y poderosos como un grupo neutral en género que opera en la burbuja sin fronteras del privilegio y cuya desconexión con las vidas diarias de las clases medias en sus respectivos países de origen sólo se ha exacerbado por la actual crisis económica.
Pero a diferencia de sus pares hombres, las mujeres que están en la cima tienen algo poderoso en común con sus hermanas menos privilegiadas: “La igualdad de género es una preocupación que cruza las divisiones de clase”, dijo Dominique Reiniche, jefa de Coca-Cola Europa. “Las mujeres en todos los niveles tienen una causa común”, agrega.
Eso ayuda a explicar por qué el ascendente fenómeno de la filantropía femenina suele centrarse en la búsqueda de mejorar la suerte de las mujeres menos afortunadas, dijo Jacki Zehner, de la Women’s Funding Network, y la primera mujer socia de Goldman Sachs.
Artistas como Angeline Jolie y Annie Lenox (ambas visitantes recientes de Davos) promueven los derechos de las mujeres para Naciones Unidas y otras organizaciones.
CONECTADAS CON EL MUNDO REAL
Hay otros elementos que ponen quizá a las mujeres en menos riesgo de vivir en una burbuja herméticamente sellada. Hasta las madres ricas y exitosas tienden a tomar primeramente la responsabilidad por los hijos.
Eso puede sujetar carreras o hacer particularmente ajetreado el equilibrio trabajo-vida. Pero se mantienen en contacto con la sociedad: tienen la relación directa con las niñeras, que a menudo son mujeres de ambientes más desaventajados (y quizá inmigrantes). Hablan con los profesores e interactúan con madres de amigos de sus retoños.
También es más probable que ellas ayuden en tareas prácticas relacionadas a los hijos, como fiestas de cumpleaños y salidas de compras. (“No hay nada como las hijas adolescentes para mantenerte en contacto con el mundo”, dijo Reiniche, madre de tres).
Con frecuencia, las elites femeninas carecen del sentimiento de superioridad de las elites masculinas, dijo la ministra Lagarde. “Las mujeres, por toda clase de razones históricas, culturales económicas, tienden a permanecer más conectadas con el mundo real”, dijo Lagarde, madre de dos hijos. “No se cuántos hombres de ese nivel irían al supermercado a hacer sus propias compras, pero yo lo hago”, agregó.
Dijo que entre otras que hacen lo mismo están Anne Lauvergeon, ejecutiva jefe del gigante nuclear Areva; la Canciller Angela Merkel de Alemania; y Lubna Olayan, mujer de negocios saudita.
Estar fuera de contacto con el mundo real es uno de los cargos más graves formulados a las elites; e instituciones de elite como el Foro Económico Mundial.
Si Davos quiere seguir siendo relevante en las décadas que vienen, las mujeres tienen que figurar mucho más, no sólo en la lista de participantes sino como oradoras durante el programa, explica Zainab Salbi, fundadora de la organización humanitaria Women for Women International y una de Jóvenes Líderes del Foro Económico Mundial.
“El Foro era un gran evento del siglo XX, ahora tiene que demostrar de que calza en el XXI”, dijo.
PARIDAD CERTIFICADA
Pronto, las mujeres podrían estar recibiendo ayuda de una esquina muy Davos: Nicole Scwab, hija del fundador del Foro Económico Mundial, está incorporando un certificado de igualdad de géneros para las empresas que cumplan estándares de igual paga, representación femenina y satisfacción de empleados con la igualdad de género.
“El objetivo es que este certificado pase a ser una ventaja competitiva para empresas que necesitan atraer talento y competir por inversiones”, dijo Aniela Unguresan, socia de Nicole Schwab en el Proyecto de Igualdad de Géneros.
Ahora a las elites sólo les falta convencerse de que, junto al yate y el gurú yoga, una etiqueta de igualdad de géneros es un accesorio indispensable.



Katrin bennhold Internacional Herald Tribune.

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