dimecres, 12 d’octubre del 2011

Machismo en la cúpula del Deutsche Bank


"Con más mujeres en el consejo de administración, el panorama será más colorido y bonito". Estas declaraciones, cargadas de machismo y tintes retrógrados, salieron de boca del presidente ejecutivo del Deutsche Bank, Josef Acker-mann, que respondía así  a una encuesta sobre la cifra de mujeres que ostentan altos cargos en las empresas alemanas.
No en vano, el banco alemán contaba en 2009 con apenas un 16,1% de mujeres en puestos directivos. Ackermann dijo que espera que "algún día esto cambie", pero sus declaraciones machistas han desatado una avalancha de críticas dirigidas desde todos los partidos.
En el diario Handelsblatt, la ministra de Consumo, Ilse Aigner, contraatacaba: "Aquel que quiera hacerlo más colorido y bonito, debería ir a una pradera o al museo". En la misma línea se expresó la diputada del FDP Silvana Koch-Mehrin, al decir que "si Ackermann quiere más color en el consejo de administración, debería colgar cuadros en las paredes". Y la jefa de los Verdes, Claudia Roth, apuntaba: "Así es la antigua forma de pensar de los hombres, que no entienden que tenemos la generación de mujeres mejor formadas de todos los tiempos".
La cuestión de fondo es que el Gobierno alemán está preocupado porque, a pesar de que las mujeres han ido escalando posiciones en el sector empresarial en los últimos años, los puestos más altos en los consejos de administración y otros órganos de gobierno corporativo parecen estar reservados a los hombres.
De hecho, en las cien principales empresas germanas, las mujeres sólo representan un 3,2% de los puestos directivos, según publicó recientemente el Instituto de Investigaciones Económicas (DIW). Por ese motivo, la ministra germana de Trabajo y Asuntos Sociales, Ursula von der Leyen, propuso hace una semana escasa al Ejecutivo aplicar una cuota mínima del 30% de mujeres en las direcciones de las grandes empresas. En la misma línea, se expresó la titular de Familia, la también cristianodemócrata Kristina Schröder, quien apostó por desarrollar incluso una ley. Sin embargo, las grandes empresas se oponen a que haya una cuota obligatoria.
"La preparación de un empleado cuadra con el puesto que ocupa, independientemente de su nacionalidad o género", argumenta una portavoz del consorcio químico BASF. En este debate, el ministro de Economía, el liberal Rainer Brüderle, no ha tardado en mostrarse contrario a una cuota mínima. Finalmente, la canciller, Angela Merkel, ha decidido dejar las cosas como están e ignorar la iniciativa de las mujeres de la coalición.
Esta no es la primera vez que el presidente de Deutsche Bank suelta perlas como esas. En mayo de 2010, Ackermann dijo que los políticos deberían dejar de atacar a los especuladores; y hace varios años, ventiló la posibilidad de que el Deutsche Bank trasladase su sede a Londres.
 Josef Ackermann, junto a Angela Merkel.
Fuente: Público.es
   

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